martes, 27 de octubre de 2015

El ‘cabronazo’ que diseña las carreras por montaña

Los

J. A. Pardal | Corredor del CD Fusión y periodista en El Norte de Castilla




Dos días después del II Trail Debra, celebrado en Puebla de Lillo, mis piernas aún me recuerdan cada cierto rato que en poco más de 19 kilómetros ascendimos 1.350 metros, con el Pico Susarón como plato principal.

El recorrido de este año ha sido algo diferente al de la primera edición. Con un principio marcado por esta gran peña blanca, que en el pasado año era la ascensión final de la prueba y en este 2015 se dejaba atrás ya en el kilómetro seis. El hecho cierto es que más de uno se acordó durante el resto de la carrera de quien trazó este nuevo circuito, a mi juicio mucho más espectacular, pero también más exigente, puesto que los últimos kilómetros estaban regados de algunas subidas que ya a muchos les sobraban.

Pero, ¿qué quiere un corredor de montaña?, ¿a qué aspira cuando se enfrenta a una competición de este tipo? La sensación que me deja esta y otras muchas carreras es la de que todo le parece mal al sufrido corredor de nivel medio (entre los que me incluyo). Porque, escuché unas cuantas veces algunos improperios hacia el recorrido, sin maldad, claro, pero cuando las piernas duelen y los kilómetros no pasan fácil… el que habla por nosotros es ese duendecillo que se te sube al hombro en los momentos de más sufrimiento. Nadie se escapa a esas inquisiciones que asaltan nuestras cabezas con bastante mala baba. ¿Quién te manda a ti meterte en una carrera de estas? Pero, ¿Qué haces madrugando un sábado para sufrir?

En Puebla de Lillo competimos el pasado sábado unos cuatrocientos atletas en la suma de todas las modalidades. Algunos sufrirían más que otros. Unos tendrán la sensación de haberlo superado sin mucha dificultad y algunos otros se verían en la desagradable obligación de abandonar. Pero, malvados diseñadores de recorridos a parte y tras haber logrado subir a un pico precioso, atravesar unos bosques de colores inverosímiles y algunas tachuelas de dudoso gusto, eEstoy seguro de que ninguno de los que corrió ese día se arrepintió de haberlo hecho. Algunos lo llamarán masoquismo. Yo, superación personal.

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